viernes, 25 de noviembre de 2011

Aprendemos juntos, sorpresa a sorpresa

Espero que los ejercicios practicados durante las semanas anteriores, hayan cumplido con el objetivo de despertar la atención en sus niños y favorecer así la empatía emocional, Por que... ¿cómo se puede ser empático con algo que no se conoce, o que incluso no se percibe?
A medida que hagamos que nuestros sentidos trabajen de forma más consciente, podremos también optimizar nuestro gasto energético, mientras el proceso de enseñanza-aprendizaje ocurre, y lograr con ello además, resultados más significativos.
Con este artículo cerraremos este primer ciclo de estimulación e iniciaremos otro igualmente interesante y necesario en el proceso de enseñanza-aprendizaje, que es el referente a la atención.
Desde el enfoque de la Neuropsicoeducación existen dos tipos de atención: La espontánea y la voluntaria (Dr. Michael Posner).
Para diferenciarlas digamos que la “Atención voluntaria” es aquella que requiere un gasto energético consciente y alto. Mi pregunta: ¿Cuál será la diferencia con la “Atención espontánea”?
Efectivamente,  la Atención espontánea, requiere un mínimo esfuerzo y obtiene máximos resultados.
La atención es vital en los procesos de aprendizaje, sea lo que sea que se esté aprendiendo.
Los que nos dedicamos a la educación, sabemos que utilizar estímulos para favorecer la atención, nos dará grandes beneficios en el aula,. Ahora bien, si usted no es precisamente un maestro pero quiere apoyar a sus hijos para que su atención se eduque y pueda ser seducida, aquí algunas técnicas que pueden practicar incluso al hacer la tarea:  Lo primero es mantener niveles de estrés bajos, tanto en el niño como en quien lo acompaña en ese momento; enseguida agregar novedad y sorpresa a lo que se trabajará. En los ejercicios que hemos puesto en práctica, los niños de manera creativa fueron encontrando semejanzas en contextualizaciones sencillas. Ahora bien, lo que se pretende al agregar sorpresa y novedad, es hacer atractivo aún lo más difícil o complejo. ¿Cómo lo podríamos hacer?
Imagina que está una mamá apoyando a su hijo a hacer la tarea y le pregunta:
 -¿Qué te dejaron de tarea? -
El niño le contesta: -Aprenderme las capitales de todos los Estados de la República-.
La mamá agrega: -Qué maravilla hoy aprenderemos mucho pero también nos divertiremos muchísimo, dame 10 minutos para preparar un juego-.
La señora va y escribe en pequeños trozos de papel los Estados de la República con su capital, y los oculta en diferentes lugares de la casa, siguiendo el orden que los Estados guardan. Por ejemplo, en la cocina se esconderán aquellos Estados que están hacia el norte del País, en la recámara principal los correspondientes al sur  y así sucesibamente el resto de las tarjetas. Cuando la señora está lista le dice a su hijo:
 -¡Listo vamos a jugar! Vas a encontrar las tarjetas escondidas, empecemos con el norte del País que es la cocina, ahí encontrarás 6 tarjetas, vamos a buscarlas-.
Ambos las buscan y al encontrarlas, el niño lee el Estado y su capital y la vuelve a dejar en su lugar. Así van recorriendo a través de la casa el territorio nacional. Al siguiente día, las tarjetas permanecen ocultas y como un juego de memoria. la mamá le pregunta a su hijo:
-¿Recuerdas dónde están los Estados del Sur?
El niño agrega: -Sí, en la recámara-
Ambos se dirigen al lugar y la señora le empieza a preguntar:
-Recuerdas en dónde está la tarjeta del Estado de Yucatán, recuerdas su capital?
Así de esta forma sencilla, algo que pudiera parecer complejo resulta ser novedoso y sorpresivo.
Pensemos un poco: ¿Qué tipo de atención desarrolló el niño mientras era llevado por este juego con su mamá? ¿Hubo un desgaste cerebral fuerte? ¿Hubo diversión? ¿Se centró la atención? ¿Además de aprender las capitales el niño aprendió algo más sobre el territorio, cierto? ¿Además del niño quién aprendió sobre las capitales?
¡Hagamos que nuestros alumnos, que nuestros niños, disfruten mientras aprendemos todos juntos!
La encomienda de esta semana es poner novedad y sorpresa en el diario vivir ya sea en el aula o en la casa. Queda este espacio abierto para retroalimentación e igualmente el Facebook.
¡Mucho éxito a todos!
 María Natividad Fernández Morfín.
Maestra en Neuropsicoeducación

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